2 Ya lo tengo dicho a los que anteriormente pecaron y a todos los
demás, y vuelvo a decirlo de antemano ahora que estoy ausente, lo mismo
que la segunda vez estando presente: Si vuelvo otra vez, obraré sin
miramientos,
3 ya que queréis una prueba de que habla en mí Cristo, el cual no es
débil para con vosotros, sino poderoso entre vosotros.
4 Pues, ciertamente, fue crucificado en razón de su flaqueza, pero está
vivo por la fuerza de Dios. Así también nosotros: somos débiles en él, pero
viviremos con él por la fuerza de Dios sobre vosotros.
5 Examinaos vosotros mismos si estáis en la fe. Probaos a vosotros
mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A no ser que os
encontréis ya reprobados!